Tal y como ocurre con otras técnicas intervencionistas contra el dolor, cuando el tratamiento farmacológico no es suficiente y no da los resultados esperados o tu dolor es complejo y resistente, los médicos especialistas podrán proponerte recurrir a la radiofrecuencia.

La radiofrecuencia es un procedimiento médico sencillo realizado en quirófano.

Tras anestesiarte para que no sientas molestias durante la intervención, tu médico utilizará unas agujas especiales para lesionar con calor o alterar con pulsos eléctricos determinados puntos nerviosos para bloquear la transmisión de señales nerviosas de dolor.

radiofrecuenciaAmbas técnicas -radiofrecuencia convencional o radiofrecuencia pulsada- se realizan en quirófano y precisan de la ayuda de rayos X. La intervención tiene una duración aproximada de una hora y después podrás irte a casa.

Como todos los tratamientos médicos y quirúrgicos la radiofrecuencia tiene sus riesgos: además de las molestias de la anestesia en los primeros días, pueden aparecer hematomas en la zona de la intervención.

Tu mejoría será gradual y podrás medir la eficacia de la técnica pasadas unas semanas. Cada paciente responde de una manera distinta. Si los resultados son positivos y se reducen tus molestias, podrás reducir o variar el tratamiento farmacológico llegando en algunos casos a retirarlo completamente. Con la ventaja que supone evitar los efectos secundarios de algunos analgésicos.

Pasado un tiempo es posible que el dolor reaparezca y sea necesario repetir la técnica. Los nervios afectados por la radio frecuencia se suelen terminar regenerando.

Los bloqueos mediante radiofrecuencia se utilizan frecuentemente para aliviar la neuralgia del trigémino, síndromes facetarios con dolor crónico en zona cervical, dorsal o lumbar crónico (rizolisis facetaria), cefaleas en racimo…